El futuro digital es femenino y eso podría ser negativo
Pilita Clark
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Pilita Clark
Hace unos días pude vislumbrar el futuro cercano y no me gustó para nada. Era la Semana Tecnológica de Londres, un evento pregonado como un “festival de tecnología e innovación” que atrajo a miles de personas a una agobiante serie de conferencias, comidas y fiestas por toda la ciudad. Primero asistí a una charla en Trainline, una empresa de reservas ferroviarias en línea que me gusta porque tiene un sitio web notablemente fácil de usar y una directora llamada Clare Gilmartin, quien fue la primera directora ejecutiva que yo he visto asumir ese cargo con seis meses de embarazo.
El evento se anunció como una oportunidad para hablar sobre “la verdadera razón por la cual no hay suficientes mujeres en el sector de la tecnología”. Yo esperaba las típicas quejas sobre la escasez de mujeres que estudian ciencias, la falta de modelos femeninos a seguir y la gran cantidad de empresas tecnológicas hostiles hacia las mujeres.
Lo que no esperaba era la noticia de que algunas cosas están empeorando. El año pasado en el Reino Unido, sólo 12% de los puestos de programación y desarrollo de software que requerían profesionales de informática y telecomunicación estaban ocupados por mujeres, un descenso de 15% respecto de 2007, dijo Amali de Alwis, directora de una organización que promueve la participación de las mujeres en el sector tecnológico. En EEUU, la cuota de mujeres en empleos de computación cayó de 36% en 1991 a 25% en 2016.
No es muy claro por qué esto es así, pero estas cifras estaban en mi mente el día siguiente cuando fui a CogX, un festival tecnológico dedicado a la inteligencia artificial y otras tecnologías en avance.
Ahí fue donde me topé con Ava, un “humano digital” que lleva la idea del asistente virtual o “chatbot” a un nuevo y perturbador nivel. A diferencia de Siri de Apple o Alexa de Amazon, que pueden ladrarle a uno por un altavoz, pero son por lo demás unos don nadie sin rostro, Ava luce y habla como una persona en la pantalla de la computadora. Acaba de ser lanzada por Autodesk, una empresa diseñadora de software estadounidense, en la que ella es la cara del departamento de servicio al cliente para los miles de arquitectos e ingenieros que utilizan los productos de la empresa en todo el mundo.
Tiene varias hermanas que vienen en camino. Este año, la empresa automovilística Daimler y el banco NatWest dijeron que estaban trabajando con la misma compañía que creó a Ava (Soul Machines de Nueva Zelandia) para lanzar sus propias ayudantes digitales de apariencia viva y real. Todas son corteses, serviciales y en el caso de Ava, notablemente hermosas. En otras palabras, ellas son precisamente el tipo de robots que puedes esperar de una industria tecnológica dominada por hombres.
En CogX, sin embargo, descubrí que la persona que había lanzado a Ava al mundo en Autodesk era una mujer de 30 años de edad llamada Rachael Rekart, directora de asistencia mecánica. Ella me dijo que nueve de las trece personas en su equipo también eran mujeres y que una de las primeras decisiones que tomó cuando asumió la responsabilidad de crear a Ava en 2016 fue que ella también fuera femenina. Una versión anterior era un hombre digital llamado Otto.
Rekart ha escuchado todas los alegatos sobre cómo las serviles robots femeninas perpetúan los engañosos estereotipos en una industria donde las mujeres ya están marginadas. Ella conocía la encuesta de este año que muestra que sólo 8% de los estadounidenses podían nombrar a una sola líder tecnológica femenina, y 25% de ellos nombraron a Siri o Alexa. No obstante, para ella la nueva generación de mujeres artificialmente inteligentes como Ava encarna el empoderamiento femenino.
“Ésta es la próxima nueva revolución en la tecnología”, dijo. “Pueden pensar más rápido que nosotros y aprender más rápido que nosotros. ¿Por qué deben ser hombres?” Ava puede resolver 2.300 casos al día, comparados a los mezquinos 25 de un humano, y puede solucionar cada uno en menos de cinco minutos, mientras que la mano de obra humana tarda un promedio de 1,5 día. Es tan eficiente que en Autodesk, el personal humano de atención al cliente la está usando para agilizar su propio trabajo. Y ella es, a propósito, no-blanca, aunque los estudios sugerían que los clientes típicamente blancos y masculinos de la empresa hubieran preferido una modelo caucásica.
Aunque comprendo estos argumentos, el avance de este ejército de asistentes digitales femeninas me deprime. Como dice Rekart, los estudios muestran que la mayoría de las personas piensan que las voces femeninas suenan más “serviciales y colaboradoras”. Así que tal vez Ava y sus hermanas serviles sean el rostro de gran parte de nuestro artificialmente inteligente futuro. Pero si yo tuviera una hija, éste nunca sería el tipo de futuro que yo quisiera para ella.